Cada vez se habla más del Consumo Colaborativo pero hasta qué punto el sector interesa a los inversores? Las importantes inversiones en algunas de las startups de la economía compartida lo deja claro, pero se puede generar un conflicto con alguno de los valores del movimiento con todas estas inversiones? El artículo da algunas respuestas. La primera parte es una traducción parcial de el artículo original de Tim Hyer en Rentcycle y la traducción al francés . Al final se puede ver brevemente la situación en España respecto a las startups de Consumo Colaborativo.
La inversión en Consumo Colaborativo en Estados Unidos
Tim Hyer escribe: «Hace tres años quise iniciar un negocio entorno a la compartición: se rieron de mí. Hace dos años, puse en marcha el primer prototipo de Rentcycle , una plataforma online que permite la optimización de los bienes materiales a través del alquiler: me empezaron a escuchar. Hace un año, presenté Rentcycle en una conferencia donde participaban otras empresas alrededor del concepto de «Consumo Colaborativo»: los inversores empezaron a devolverme las llamadas. El verano pasado, Rentcycle recibió una inversión de 1,4 millones de dólares para poder cambiar la manera como la sociedad consume.
No hace mucho tiempo comprábamos toda la música y películas que consumíamos. Con servicios como Netflix (en España el 2012) y Spotify se ha transformado el consumo de los bienes culturales. Del mismo modo, Zipcar y HomeAway han cambiado la manera de acceder a los vehículos y a los alojamientos para las vacaciones – las dos compañías han salido a la bolsa con éxito este año. Y esto no termina aquí! Hay una nueva hornada de startups que han surgido bajo la bandera de la economía compartida y, os lo creais o no, los inversores les están escuchando.
Habitualmente la palabra «compartir» no es la primera palabra que asociamos con los inversores. La imagen del «tío Gilito» nadando entre el dinero de su caja fuerte es una imagen mucho más habitual. La idea de compartir es contraria a la intuición por una industria basada en poseer la mayor parte de una empresa (y donde muchas de las empresas se basan en vender bienes de consumo). Sin embargo, la economía de la compartición ha atraído a los inversores que han abierto sus carteras y han firmado grandes cheques. ¿Por qué los fondos de capital-riesgo se han sentido atraídos por la idea de compartir? Como cabe esperar, se han interesado por el dinero. Hace poco, la revista Fast Company valoró la economía de la compartición en unos $100.000 millones ($100 billones americanos) y esto sólo se refiere a compartir entre particulares (P2P), y no incluye empresas que alquilan sus propios bienes (una industria de un tamaño similar).
Cada movimiento necesita de una figura emblemática, alguien que abra el camino para los demás. En el caso del Consumo Colaborativo, me atreveria a decir que Airbnb ha sido el pionero que realmente ha cambiado la percepción de la idea de compartir entre los inversores. Si no conoceis Airbnb, se trata de una plataforma para compartir entre particulares donde se alquila un espacio disponible – un sofá, una habitación en un apartamento, una casa entera o un barco. Han creado una comunidad donde resulta simple el alquiler de espacios extras y hace muy poco han tenido un punto de inflexión: Airbnb se valoró en $1.000 millones ($ 1 billón americano), y han conseguido más de 100 millones de dólares por parte de destacados inversores entre los «venture capital». A pesar de que las iniciativas de Consumo Colaborativo han ido creciendo de manera constante hasta ahora, parece que esta validación (con Airbnb) ha abierto definitivamente la veda entre la comunidad de inversores.
No se trata pues de una moda pasajera de unos pocos inversores menores, algunos de los inversores más importantes de Silicon Valley y más allá han comenzado a redefinir su cartera y su filosofía de inversión basándose en el Consumo Colaborativo . Andreessen Horowitz ha dado un paso muy importante al liderar la inversión en Airbnb, pero no ha sido solo: David Lee de SV Ange ha salido a Bloomberg, identificando el Consumo Colaborativo como una de las tres principales líneas de inversión de la compañía. Fondos como Shasta Ventures, Floodgate y Google Ventures han hecho importantes inversiones en startups de la economía de compartir como RelayRides , TaskRabbit , Chegg , Zimride, entre otros.
Además de las inversiones, que demuestran un interés creciente por el movimiento, un fondo de inversión ha decidido hacer la apuesta más fuerte e invertir exclusivamente en las startups más prometedoras del Consumo Colaborativo. El Collaborative Fund ha sido creado por Craig Shapiro con la misión de sacar el máximo provecho y valor en áreas como la comida/alimentación, los equipamientos o incluso las habilidades. El fondo ha incorporado la experiencia de Rachel Botsman , co-autora de ‘ What’s Mine Is Yours, la bíblia del Consumo Colaborativo, hasta el punto de ser una Venture Partner. Este artículo de la revista FastCompany explica cómo Rachel es una VC poco habitual, pero su ojo entrenado para identificar las tendencias y entender las razones por las que algunos servicios basados en compartir tienen éxito y de otros fracasan, era exactamente lo que Collaborative Fund necesitaba para invertir en empresas como TaskRabbit, SkillShare, Kickstarter, Gooble o la misma Rentcycle y dejar constancia de su filosofía de inversión.
Durante el año pasado se ha visto el crecimiento de la economía de la compartición. Airbnb es un nombre que se ha convertido común. La empresa de alquiler de coches entre particulares Relay Rides ha recibido 10 millones de dólares , ha incorporado un CEO de primer nivel, y acaba de cerrar un acuerdo de cooperación con General Motors . En paralelo, su mayor competidor, GetAround ha ganado el «TechCrunch disruptivo» y dispone ya de 1600 coches para alquilar (alrededor de un 20% de la flota de Zipcar que es el líder mundial de coche compartidos). Éxitos similares se han visto también en empresas que externalizan «los encargos», como TaskRabbit o Zaarly.
Las buenas noticias son que las startups de Consumo Colaborativo de todo el mundo están encontrando soluciones para superar los obstáculos y están construyendo empresas basadas en compartir que ganan dinero. Esta creatividad es lo que se necesita para inspirar a los inversores, llegar hasta el fondo de sus bolsillos y hacerles compartir algo. ¿A quién no le gusta la idea de un beneficio compartido? »
Y en España, ¿se invierte en Consumo Colaborativo?
Después del buen resumen de la situación en Estados Unidos, a fecha de hoy no podemos hacer aún una radiografía similar en España. Como se evidencia el directorio de proyectos hay un buen abanico de iniciativas pero aún a una escala bastante reducida y donde los inversores principales son los propios fundadores de las iniciativas.
Las excepciones a esta situación son la inversión de 1,25 millones de euros por parte de Cabiedes & Partners e inversores franceses en Covoiturage.fr/Comuto.es. Rentamus ha entrado en una primera ronda de financiación después de ganar varios premios para emprendedores. FON está ampliamente financiada por Skype, Google y Sequia Capital entre otros. ¿Conocéis más casos que podamos añadir?
Podéis ver un resumen de la situación en Francia al final del artículo en el blog del Consumo Colaborativo en francés.
Habrá que esperar un poco para ver si como ha ocurrido en Estados Unidos algunos de los inversores en empresas de internet también empiezan a invertir en la economía de la compartición.
Podemos soñar un poco y preguntarnos, ¿cuándo veremos un Collaborative Fund en España? ¿Cuándo veremos una startup de Consumo Colaborativo que consigue que su comunidad invierta en la empresa utilizando una plataforma de crowdfunding? ¿Tendría sentido ¿verdad?
¿Cómo veis que empresas sin ánimo de lucro, como Couchsurfing, haya pasado a ser B-Coporation? ¿Han traicionado a su comunidad de usuarios ya que algunos de ellos han dedicado muchas horas a la promoción y mejora del servicio de Couchsurfing de manera desinteresada y gratuita?
Para terminar un otro artículo recomendado : «Entrepreneurs are also Adjusting their business models to deal with the age of austerity «, en The Economist.
Foto: Ninette Luz en Flickr
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